Las iglesias de Vigo no estan adaptadas a PMR

La mayoría de las iglesias de Vigo, no están adaptadas para personas con discapacidad, especialmente para aquellos con movilidad reducida, ya que los accesos principales no han sido adaptados, en el mejor de los casos se ha llevado a cabo alguna pequeña obra a modo de parche, para salir del paso.

Aunque desde la iglesia intentan solventar el problema, la realidad es que sus intentos chocan mucho con las directrices del patrimonio, ya que la normativa que regula las barreras arquitectónicas deja al margen a los edificios protegidos, aunque sin embargo sí que ayudan a los templos para que se adecuen a las personas con alguna limitación.

El caso más evidente es de la iglesia de la Soledad, en la C/Feliciano Rolán, que para acceder a ella debes subir unas veintenas de escaleras, por lo que su párroco Alberto Cuevas  explica que  «Hemos pensado en la posibilidad de llevar a cabo varios proyectos, entre ellos un ascensor o escaleras mecánicas, pero nos decían que no se utilizarían, sobre todo estas últimas», debido a que varias iglesias sobre todo las más antiguas de la ciudad están construirás en lugares elevados con la idea de que así no entraran los animales.

Otro ejemplo está en la de San Pedro de Sardoma, que aunque cuenta con un acceso fácil, el problema viene una vez adentro debido a un escalón interior tras la puerta, lo que puede llevar a caídas como no se tenga cuidado o a no poder entrar debido a problemas de movilidad, este mismo problema se repiten en todas las parroquias rurales.

Mientras que en el lado opuesto, esta Santa Baia de Alcabre en la Avenida de Atlántida, que al ser de nueva construcción cuenta en la entrada con 2 rampas, situadas a ambos lados de las escaleras.

Aunque peor lo tienen en el barrio de Bouzas, donde debido a la ubicación de la iglesia se ven obligados a acceder por la parte trasera de la misma, mientras que en Santiago de Vigo, deben hacerlo por los laterales que dan a dos travesías, lo mismo ocurre con la iglesia el Carmen, situado en López Mora.

Desde la Confederación Gallega de Minusválidos (Cogami), reconocen que es difícil unir los derechos de los discapacitados con las directrices del patrimonio, ya que se trata de un proceso lento y complejo, donde se debe elaborar un proyecto y esperar su aprobación que confirme que sea factible, y si no volver a modificarlo y esperar el visto bueno.

Aunque también tienen muy claro que estas barreras arquitectónicas no solo afectan a las personas con discapacidad física o PMR, sino a todos los mayores con sus problemas propios de la edad, quienes son los más numerosos en los actos religiosos donde la media de edad supera los 65 años.

 

Por otro lado Ángel Holguera responsable de la entidad en Pontevedra reconoce que no hay apenas quejas en el Cogami, ni mucha demanda para eliminar las barreras de las parroquias,  por lo que se cree que. «Debe de ser que hay pocos católicos en el colectivo, porque no protestan. Igual repercute más en la gente mayor, que va bastante a la iglesia»,  al igual que Celso Álvarez Coordinador de la confederación, opina muy parecido «En principio no me consta que haya protestas por el tema».

Sin embargo Antonio Riveiro, que  cuenta con una movilidad reducida por ir en silla de ruedas, explica que «No hay nada peor para nuestro mundillo que la esperanza y la conformidad. La gente no protesta, se conforma». No obstante observa que algunas como la de su calle, Camelias, tiene una pequeña rampa que llega a una reja.

«La puerta está en otro lado diferente. Te tienen que abrir la reja para entrar», comenta, tras apuntar que no es bastante reciente.

Reconoce que «lo bonito son las iglesias antiguas, pero como son patrimonio, no se renuevan, aunque hay catedrales que lo han hecho».

Paqui Gestoso es otra vecina de Vigo que igualmente se mueve con silla de ruedas. Aunque tampoco visita las iglesias, conoce la situación: «Casi todas tienen como mínimo un escalón. Si no es en el exterior, es dentro».