Miriam vive con sus padres y una hermana 3 años mayor en Oviedo, es la pequeña de la familia y nada hacia sospechar lo que el destino les tenia preparado.
Todo empezó en 2013 cuando un día la niña no se encontraba bien y la llevaron al hospital, donde después de varias pruebas vieron que tenían una masa extraña en el abdomen que hacia sospechar que era un cáncer muy desarrollado, por lo que después de pasar por varias operaciones vieron que no era cáncer y no supieron realmente que era esa masa en su abdomen.
Un par de meses después la niña entro en parada cardiorrespiratoria que duro varios minutos y la cual la dejo secuelas importantes como es un daño cerebral que la hizo desconectar del mundo para entrar en el suyo propio y en estado vegetativo, solo llora cuando tiene dolor y se estremece cuando oye un ruido fuerte o le acercan la mano a la cara, ya no habla, no responde cuando se interactúa con ella, apenas come, como dice su padre Juan Álvarez con lagrimas “entro en su mundo y desconecto de este, de su hermana mayor, de nosotros, esta aquí por que su cuerpo late y no esta inconsciente, pero su cerebro desde la parada no se supo que paso”
Como todo el mundo que le pase algo así, y especialmente cuando ves que se trata de la vida de una hija, no te das por vencido e intentas buscar una explicación a la situación que se te escapa de poder entenderla, por lo que preguntas y pide ayuda a numerosos investigadores y especialistas de todo tipo, aunque ninguna sabe dar una respuesta a lo ocurrido, solo algún investigador es capaz de responder que tenga esperanza en la investigaciones que se están llevando a cabo con células madres, pero que todavía no se ha probado con seres humanos debido a que estas técnicas todavía chocan con algunos temas de legislación o con motivos éticos.
Mientras tanto no se puede hacer nada para cambiar la situación de la pequeña que cuenta con un 94% de minusvalía debido al estado vegetativo que se encuentra.
Por lo que Juan decidió que aunque no le ayude nadie, no se va a dar por vencido y creo la fundación de carácter nacional AINDACE (Fundación de Ayuda a la Investigación del Daño Cerebral), con la idea de ayudar a las personas con daño cerebral, Alzheimer y Parkinson, que abrió en julio del año pasado aunque hasta septiembre no se la reconocieron legalmente.
El objetivo de Juan es recaudar 200.000€ para poder colaborar con trabajos de investigación, pero para ello hay que empezar por conseguir objetivos más pequeños.
“Hice la fundación con la idea de luchar para ayudar con lo que consiga a todas las personas que estén pasando por temas parecidos y no solamente luchar por mi hija, que claro esta es el motor por el que lucho”, explica su padre.
Para conseguir su propósito se puso en contacto con el Instituto de Neurociencia del Principado de Asturias, que esta vinculada a la Universidad de Oviedo y a Ineuropa y entre los 3 poder financiar premios fin de máster en el próximo año.
Mientras llegan a ello tienen abierto en Oviedo una oficina en la cual afrontan gastos mediante las cuotas de los afiliados y actos solidarios, como el que se va a llevar a cabo en julio coincidiendo con el primer año de creación de la fundación, que será en el C.C. Los Prados con la creación de diversos talleres y actividades de carácter solidarias.
También esperan poder acceder a las escasas ayudas de la administración, así irse dando a conocer e ir subiendo escalones hasta conseguir su objetivo y quien sabe si de Oviedo saldrá el investigador que de con el milagro para traer a Mirian de vuelta a este mundo ahora con 7 años.