Mujeres y Accesibilidad

Desde CERMI las mujeres con discapacidad piden que se las tenga más en cuenta para la creación de entornos amables, a través de la participación ciudadana y especialmente a través de los profesionales que trabajan por lograr la accesibilidad para todos por igual, mediante la accesibilidad universal, que esta se basa en que todos los entornos, bienes, servicios, como objetos, herramientas, instrumentos, dispositivos, etc, que pueda necesitar todas las personas cumplan las leyes para que todos las personas puedan acceder a ello, y de no ser así trabajar para conseguirlo, como de hecho se está haciendo.

Aunque María Nova arquitecta y autora del libro arquitectura y género, junto a su compañera, la arquitecta Sofía Palo, se han propuesto acercar su forma de ver la arquitectura a la sociedad mediante la Dexeneroconstrución, que no es otra cosa que la participación pública en una  «demanda social cada vez más presente, por lo que es imprescindible tener en cuenta a los grupos sociales tradicionalmente excluidos en la toma de decisiones, en los procesos de planificación y diseño urbanos»,  por lo que María cree que las mujeres con discapacidad  tienen «sin duda un gran reto por delante», ya que  es  necesaria la mejora de medidas de acción positiva que incentiven dicha participación, y así conseguir el objetivo de  crear ciudades no segregativas, estableciendo las herramientas para refutar la doble discriminación de la mujer con discapacidad que debe ser una cuestión prioritaria»

Mientras que Isabel Caballero coordinadora de La Fundación Cermi mujeres, echa la vista atrás y recuerda que en siglo XV la filósofa Christine Pizan tuvo que reivindicar los derechos de las mujeres en su obra “La ciudad de las damas”, más adelante Henry Lefebvre tuvo  que defender en “derechos a la ciudad “el derecho de poder construir y reproducir la ciudad como un proyecto no individual sino común, integrando las miradas y las experiencias de todas las personas que en ella viven. Por tanto, hablar de espacio y género «no es nuevo».

Y sugiere que si los espacios no son neutros al género, tampoco debe de ser la discapacidad, por lo que reivindica un espacio cuyo uso y disfrute no genere desigualdades, ni sitúe a ciertos sujetos en situación de poder del dominio,  pero que no se piense en el espacio de forma escrita ni al espacio, sino que se conceba como una manera de pensar en la comunicación de forma democrática mediante un desarrollo sostenible y con total libertad de movimiento, que actualmente este aspecto falla.

Aunque qué tal si en vez ver el pasado, se echa la vista en el presente y con ello empezar a tomar conciencia de que de la discapacidad no entiende de sexo ni de edad, realidad que tienen presente siempre las personas que intentan poner los medios para que puedas acceder a aquello que la sociedad te dificulta, como pueden ser los  espacios de ocio, información, educación, comunicación, en fin todo lo relacionado con conseguir el bienestar de la persona, y si ya se sabe que el trasporte es un tema complicado, pero por ello se está luchando para conseguir las mejoras necesarias para que todas las personas de ambos sexos con movilidad reducida puedan moverse sin miedo a que limiten sus movimientos, y para ello se tiene en cuenta siempre a la sociedad y especialmente a quienes más lo necesitan ya sea hombre o mujer.

María en cambio cree que la mujer con discapacidad sufre discriminación ya que a su parecer  «vivimos inmersas en un contexto cultural patriarcal en el que existe una desigual distribución de poder entre el género masculino y el femenino, al que se le asigna una posición subalterna, que tienden afianzar las posiciones de grupos sociales mayoritarios sobre otros grupos minoritarios como es el caso de las personas con discapacidad», opinión que  Isabel Caballero aprovecha para sumarse, y añade que «Es mediante la inclusión de las demandas de las mujeres con discapacidad como mejorará la accesibilidad de nuestras ciudades y beneficiaremos al resto de personas con movilidad reducida y al conjunto de la ciudadanía» y que para ello es necesario una acción social que este organizada a través de grupos, asociaciones u instituciones que persigan conseguir determinados objetivos, constituir y ser, en este caso y en definitiva, agentes de cambio social efectivos hacia la consecución de ciudades definitivamente igualitarias».

Consiguiendo con ello que las mujeres dejen de estar en posición inferior, para ello Isabel aboga por que «el espacio puede ser traducido e interpretado como si fuera un texto, ya que sus códigos son a veces nítidos y otras más opacos», por ello «hay que poner constantemente en cuestión la falsa neutralidad que impregna la conceptualización del espacio,» porque parece que es un hábitat universal en el que pueden vivir las personas independientemente de sus características y sus respectivas situaciones sociales, cuando en realidad se ha concebido teniendo presente las necesidades de ciertos grupos concretos, dando prioridad a unas personas en perjuicio de otras, y hay que entender que para crear un espacio verdaderamente democrático es preciso contar con las personas que lo habitan»

¿Acaso no es verdad que en el mundo las personas pueden vivir independientemente basándose en sus características y situación social?, igual estoy equivocada, pregunto.

Aunque en este aspecto la coordinadora es más eficaz y reconoce que “el vecindario sabe lo que necesita y que un proceso de negociación democrática puede permitir dar respuesta a sus reivindicaciones haciendo un uso adecuado y racional de los recursos, y donde deben estar también involucradas las mujeres con discapacidad y las organizaciones del movimiento accesible». »

Por su parte Rafael de Asís catedrático de Filosofía de derecho en la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) Y experto en derechos humanos y discapacidad, asegura que los derechos de todas las personas que forman este colectivo, pueden estar tranquilos, ya que de sus derechos se encarga los trabajadores de accesibilidad que se basan en el diseño universal y en las obligaciones de las medidas de accesibilidad que aparecen cuando el diseño universal no satisface, y está más diseñado para un mundo no accesible, que es ahí cuando hay que hacer que se convierta en accesible mediante diferentes medidas, ya que «la accesibilidad es condición necesaria para el disfrute de cualquier derecho»

Asegura que este término, «es condición necesaria para el disfrute de cualquier derecho y no es extraño que la accesibilidad se corresponda con una de las dos estrategias que, tradicionalmente, se utiliza en la lucha contra la discriminación», consiguiendo así que todas las personas disfruten de los derechos sin discriminación, y persigue el reconocimiento de derechos específicos”

Al igual que también confirma que en la visión universal de las personas las mujeres sí que pueden llegar a sentirse discriminadas, pero que trabajando para evitarlo desde la accesibilidad universal es dar un paso firme para ello.

Aunque Isabel asegura que «Cuando hablan las mujeres con discapacidad acerca de cómo viven la ciudad,  el espacio, surgen cuestiones que difícilmente expresan los varones en su misma situación«, para ello pone de ejemplo la violencia que puede surgir debido a que las calles están mal iluminadas, estructuras provisionales en edificios en obras, los cuales suelen ser estrechos, esto significa un peligro para la mujer que debe tener el doble de cuidados en la noche solas por la calle que un hombre, sufriendo así un peligro real que los hombre no sufre.

Al igual que con el trasporte  público  que este casi nunca está adaptado, por lo que hay que usar el trasporte privado con lo que ello conlleva, un gasto a veces importante, cuando las mujeres tienen un poder adquisitivo bajo.

En este aspecto se está trabajando como ya he mencionado previamente, y se espera conseguir un trasporte apto para todos, ya que el precio de los trasporte privado es el mismo para hombres que mujeres, varia por recorrido no por sexo y el importe económico les puede afectar de modo similar en los casos de paridad de poder adquisitivo.

También se solicita que se tenga en cuenta y que sea accesible la información para las niñas adolecentes y mujeres jóvenes acerca de la sexualidad y todo lo relacionado con ello, (anticonceptivos, camillas de exploración ginecológica, aparatos de mamografías…) sean también plenamente accesibles, al igual que  todos los servicios de salud centrados en la mujer.

Hay que tener claro que la accesibilidad se debe trabajar a partir de una perspectiva, que suele ser la de la inclusión de todas las personas con discapacidad, mediante el trabajo de técnicos tanto hombre como mujeres que se basan en experiencias, buenas prácticas, y exigencias de las normativas, al fin de  mejorar la calidad de vida de este colectivo.

Para concluir Isabel quiere acabar con las falacias de la accesibilidad aunque sabe que esto supondría mucho dinero, y romper con la idea del varón autónomo que se vale por uno mismo es imposible, en algún momento debes necesitar ayuda.

 

Si se me permite dar mi opinión como mujer con discapacidad aunque no PMR, pero si con un familiar directo que lo es, es que la accesibilidad facilita mucho la vida a estas personas, de no ser por esta condición este colectivo se encontraría con una ciudad más agreste, y entiendo que  lo que no está arreglado es debido, en su mayor parte, a falta de dinero no de esfuerzo.

Las barreras  se eliminan con igualdad de género, ya que el rebajar un escalón, eliminar escaleras, poder usar el ascensor, ir por la ciudad tranquila, disponer de una plaza de aparcamiento reservada, etc. se hace indistintamente para hombre o mujer.

Y la falacia de accesibilidad, dudo mucho que exista, ya que detrás de cada objetivo hay horas de trabajo que a veces son incluso de meses para que tú puedas moverte sin barreras, aunque claro para ello tienes que ser consciente del trabajo que ha llevado y no solo de un resultado que muchas veces depende de diversos entes como la administración pública.