Desplantes en el bus de Salamanca

Marcos Morales tiene 9 años y sufre una ER, que afecta a su desarrollo neuromotor por lo que tienen que moverse en silla de ruedas, lo hace ayudado siempre por su madre Inma Herrero, quienes a menudo sufren de malas caras y malos modos por parte del conductor en el autobús de la línea 11 de Salamanca.

Este trato es siempre el mismo, desde que llega el bus empieza el sufrimiento para pedir que bajen la rampa, continua durante el trayecto y a veces incluso les dejan tirados en la parada, y han comprobado que el modo habitual de comportarse de varios conductores en esa línea que es la que necesitan coger cuando van al hospital, que suele ser a menudo.

El colmo fue la semana pasada, cuando subieron a la línea, aunque el conductor si bajo la rampa  aunque con malos modales, y mala cara, para que subiera Marcos en la silla, pero cuando su madre le estaba colocando el cinturón de seguridad, el conductor la dijo: “Si no podía haber subido mejor ella al niño en brazos, en vez de molestarte pidiendo la rampa”, cuando la silla sola pesa 30 kilos, Marcos otros 30, por lo que levantarle a pulso, sería hacer un esfuerzo imposible de levantar 60 kilos, cuando Inma solo pesa 53 kilos, aunque la hubiera gustado explicarle todo al tan agradable señor, pero no pudo debido a la rabia y el coraje que sintió, no pudo evitar romper a llorar.

En el bus todos los usuarios les apoyaron, y una mujer que les dijo que era asistente social la comento que estaba  cansada de ver los desplantes recibidos de los conductores a Marcos y su madre, y que esto ya era inaguantable, por lo que iba a poner una reclamación a la empresa y animo a que Inma hiciera lo mismo, aunque saben que no servirá de mucho y recalcan que no quieren perjudicar a nadie en su trabajo, pero solo piden que se les trate como lo que son personas, y un par de viajeros mas de dicha línea del bus.

Mientras que unos días antes un conductor arranco dejándoles en la parada, aprovecho que siempre deja subir antes al resto de usuarios, y ellos se quedan los últimos debido a que necesitan para entrar más tiempo al necesitar pedir la rampa, pues el conducto aprovecho que entro la última persona y en cuando la vio que acercaba a la puerta para hablarle, este cerro y se marcho dejándoles plantados.

Inma quiere dejar claro que “Solo queremos ser uno más, no queremos ser más que nadie”, y solo esperan que  la sociedad, sobre todo el trasporte público, se conciencie de ayudar a un niño de 9 años, que no es en absoluto un bicho raro, ya que por lo que viven, ambos tienen la sensación de que no les importan a nadie, y no son los únicos con este pensamiento, ya que la mayoría de los padres que se encuentran en situaciones parecieras, creen lo mismo.