Efectos equinoterapia

Desde hace ya un tiempo, se está utilizando la equinoterapia como tratamiento complementario para algunas discapacidad, o problemas locomotivos ya que mejora la autoimagen, las habilidades sociales, etc.
La utilización de animales y en especial los caballos como agentes terapéuticos, está actualmente en expansión, y se está abriendo paso dentro de la medicina física, ya que ofrece un conjunto de técnicas alternativas y complementarias rehabilitadoras aplicables a un gran número de problemas, fundamentalmente del aparato locomotor
Y especialmente porque el caballo no posee agresividad, tiene unas pulsaciones de 40 latidos por minuto, lo que trasmite al jinete tranquilidad y ayuda a su relajación, más del 60% del genoma del caballo coincide con el del ser humano, trasmite buenas sensaciones que ayudan al aumento de la concentración, la autoestima, y crea una unión de relación tanto física como social y permite la integración, cooperación de actividades lúdicas que ayudan a trabajar la paciencia, concentración, contención, sentido de responsabilidad y autoconfianza.
Las técnicas que se utilizan, siempre son triangulares ya que interrelaciona al paciente con el caballo y ambos con el terapeuta que da las directivas a realizar, por lo que hay que tener especial cuidado y a principio vigilar mucho la relación caballo-paciente, que sus primeros contactos deben de ser los primeros días en la cuadra, luego le ira sacando de la cuadra llevándole a un prado, una pista o un corral, y observar cómo se mueve y manteniendo el contacto a través de pequeños toques en el costado, la cola o la cabeza y trasladándolo de un sitio a otro, guiándolo por la voz o gestos.
Sus efectos positivos se pueden sentir especialmente en el sistema nervioso, debido a que se trabaja la sincronización de los ojos, a través de la visión panorámica y trimedisional, procesando los estímulos luminosos y transformándolos en impulsos fotoeléctricos que forman la imagen en el cerebro, y junto a la vista mantener en alerta al resto de los sentidos. Simultáneamente funciona el tálamo, estructura situada en el centro del cerebro y filtra los estímulos antes de llegar a la corteza, los núcleos de conexión específicos, y de asociación que actúan dando respuestas emocionales al medio ambiente interno y externo, que juega un papel importante en la expresión facial de sentimientos y emociones.
Junto a ellos están los núcleos basales: caudado, estriado, pallidum, putamen, que están en la base del cerebro y están interconectados con la corteza, tálamo y tallo cerebral, son los que controlan los movimientos voluntarios realizados de forma inconsciente en el que se involucra al cuerpo entero en tareas cotidianas, rutinarias.
Finalmente trabaja el cerebelo, que procesa la información de otras áreas del cerebro y de receptores sensoriales, con el fin de indicar el tiempo exacto para realizar los movimientos coordinados, suaves del sistema esquelético; regulando el tono (aumentando o disminuyendo) para facilitar la realización de los movimientos voluntarios; mientras el sistema vestibular mantiene el equilibrio y los ajustes del reflejo vestíbulo ocular, mientras el espinocerebeloso controla la ejecución de músculos agonistas y antagonistas durante el movimiento.
Con todo ello, se trabaja especialmente, la coordinación, las medidas, la ejecución de movimientos voluntarios de forma rápida, sucesivos y antagónicos, el tono muscular, la atención, la sensibilidad, el tacto, la temperatura, la sensibilidad profunda, sensaciones corporales, la imagen corporal y postural.

Se trabajan especialmente con niños con parálisis cerebral, microcefalia, síndrome Down, esquizofrenia, y en general con cualquier problema o trastorno donde la equinoterapia pueda ayudar al paciente a través del deporte y sin darse cuenta en muchas ocasiones, conseguir una rehabilitación completa bajo el lema Tenacidad y continuidad acorde a los objetivos planteados.