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Aunque nunca tomes ninguna bebida alcohólica, todavía pudieras exponerte periódicamente a los efectos perjudiciales para la salud del alcohol. Los productos para el hogar, por ejemplo, a menudo contienen alcohol etílico (etanol) y pueden ser una fuente que muchas personas no consideran.
Mientras que la exposición a estos productos no necesariamente hará que entres en estado de embriaguez, la simple exposición al alcohol puede ser un problema de salud. El alcohol es un interruptor endocrino y muchas personas están cada vez más preocupadas por su incorporación en los productos comunes de la vida diaria.
¿Qué Es un Interruptor Endocrino?
Tu sistema endocrino produce y regula varias hormonas dentro de tu cuerpo. Este sistema consiste en la tiroides, la glándula pineal, la glándula pituitaria, los ovarios o los testículos, el hipotálamo, el páncreas, el tracto gastrointestinal y las glándulas suprarrenales. En pocas palabras, un interruptor endocrino es cualquier compuesto o sustancia que afecte al funcionamiento normal del sistema endocrino. Las alteraciones del sistema endocrino pueden provocar desequilibrios y, por consiguiente, infertilidad, depresión y supresión del sistema inmunológico, entre otros problemas de salud.
Hay muchos interruptores endocrinos prevalentes en el medio ambiente, incluyendo los pesticidas, bisfenol-A (BPA), ftalatos y fungicidas.[1] Estas sustancias han recibido bastante atención y las investigaciones han demostrado, en varias ocasiones, los efectos perjudiciales que tienen sobre la función hormonal. Una sustancia que es muy frecuente, pero recibe menos atención, es el alcohol.
¿Cómo Interrumpe el Alcohol la Función Endocrina?
Se ha sabido durante años que el alcohol (etanol) afecta negativamente la función hormonal. [2] El alcohol tiene el potencial de dificultar el funcionamiento de las glándulas asociadas con la secreción y regulación de las hormonas, como la glándula pituitaria, lo cual puede dar lugar a complicaciones en la capacidad del cuerpo para mantener el equilibrio hormonal. La glándula pituitaria, por ejemplo, sintetiza y secreta hormonas esenciales de curación y reparación, como la hormona del crecimiento humano (HGH, según sus siglas en inglés). Esta glándula ha demostrado sufrir un deterioro notable debido a la exposición al alcohol. [3]
La insulina, una hormona importante que regula el azúcar en la sangre, puede verse seriamente afectada por el consumo prolongado de alcohol. Después de un consumo excesivo de alcohol, con frecuencia, el azúcar en sangre incrementa repentinamente de forma espectacular. La insulina llega al rescate transportando este azúcar (glucosa en sangre) a las células para que lo utilicen como energía. Cuando suceden los picos de azúcar en la sangre de manera fuerte y dramática, la insulina los hará desaparecer de manera similar, dando como resultado, por lo general, a unos niveles bajos de azúcar en la sangre. Esto puede ser particularmente peligroso para los diabéticos tipo II, muchos de los cuales ya tienen dificultades para mantener unos niveles normales de azúcar en la sangre.
El alcohol también tiene el potencial de obstaculizar la capacidad del cuerpo para regular y absorber el calcio, generando un gran factor de riesgo para el desarrollo de la osteoporosis. Un consumo crónico o agudo normalmente resulta en problemas de salud a largo plazo, como daños en el hígado, disfunción sexual y úlceras. [4] Y, para sorpresa de muchos, incluso la aplicación tópica de etanol ha sido considerada como un posible medio para el consumo.
¿No Tomas? No Importa
Muchas personas no saben que cuando se aplica tópicamente, el alcohol puede entrar en el torrente sanguíneo. ¿Cuándo se aplica el alcohol por vía tópica? El uso de desinfectantes de manos se ha incrementado de manera exponencial y es uno de los productos más fácilmente disponibles que contienen alcohol. Todo el mundo tiene una botella de alcohol en el botiquín. Otros elementos comunes incluyen lociones corporales, aceites cosméticos (incluso aceites de bebé), cremas para después del afeitado, desodorantes ambientales, maquillaje de ojos, champús, repelentes de insectos, tintes para el cabello, detergentes de lavavajillas y lavadora, pintura, perfumes, desodorantes y aceites de cocina.
Las investigaciones han demostrado que el uso de desinfectantes de manos aumenta la concentración sanguínea de etanol a niveles bajos (pero aun así medibles). [5] Un estudio que se centró en los empleados de hospital concluyó que más del 30% de los empleados exhalaba bajos niveles de etanol sólo un minuto después de usar desinfectante de manos.[6] Hubo un caso de un bebé de un mes de edad que padecía letargo al haber sido intoxicado con el alcohol de una gasa empapada que utilizaron para curar el cordón umbilical.[7]
Una Consideración Final
Siempre hay que ir con precaución con el alcohol, ya que realmente nadie debate sus consecuencias negativas para la salud y su efecto perturbador en el sistema endocrino. La mejor manera de minimizar la exposición es evitar las bebidas alcohólicas y revisar las listas de ingredientes de otros productos para detectar alcohol, etanol, alcohol etílico, hidrato de acetato, hidróxido de etilo y acetoína. Existen un montón de otras opciones no alcohólicas disponibles.
