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Norvatis y Google han dado a conocer recientemente la lentilla y gafas inteligentes para los diabéticos, ya que tienen integrado un sensor que mide la glucosa y envía la información por bluetooth a un móvil, además en el caso de que el azúcar este descontrolado se liberada mediante las lentilla o las gafas una pequeña dosis de medicación que hará que se regularice sin mas ayuda.
Lo ha presentando Sae Kwan Hahn profesor de ciencia de los materiales e ingeniería de la Universidad Pohang de ciencias y tecnología de Corea, en el Congreso mundial de Biomateriales.
El sistema es que la lentilla está fabricada con 2 capas de hidrogel de silicona suave y los circuitos están instalados alrededor de la lentilla, donde se encuentra el sensor de la glucosa mediante un chip microcontrolador electroquímico, y el sistema de liberación del medicamento que se hace mediante la bobina de inducción que se activa al entrar en contacto con el ojo y a la vez es la encargada también de mandar la información de los niveles al móvil.
Las gafas llevan el mismo sistema ya que están conectadas en todo momento a las lentillas, la única diferencia que aquí las patillas serán las encargadas de poseer la medicación que irán soltando la dosis según necesidad, y tendrán capacidad para un mes de medicación.
Cuando los niveles de glucosa se incrementen, el chip enviará una señal inalámbrica a las gafas para que liberen una dosis de medicamento, además de que las gafas contarán con un pequeño LED que se encenderá en caso de los niveles de glucosa sean muy altos y se necesite la intervención del usuario.
Aunque de momento en las primeras pruebas, la liberación del medicamento no se puede hacer de forma informatizada por lo que tienen que ser el usuario mediante su voz el que dé la orden de que necesita el fármaco para que se active el funcionamiento y las gafas se liberen, pero se espera que con mas investigación corregir el fallo y que todo sea automático para facilitar la vida al paciente y que se olvide por completo de los pinchazos y tratamientos ya que las gafas hacen todo el trabajo por él. En las primeras pruebas se colocó una solución de lagrimas artificiales para conocer el comportamiento del sistema, y en las tres personas portadoras de un prototipo por tres semanas, no se presentaron caídas accidentales de líquido, la dosis fue precisa y sin ningún tipo de daño.
Su creador está seguro que existen compañías interesadas en su desarrollo y que éste podría ver la luz durante el siguiente año, además de que gracias a que podría llevar hasta un mes de dosis en las gafas, podría ser usado en una amplia gama de tratamientos y enfermedades.
