En Norteamérica los niños usuarios de sillas de ruedas, se están convirtiendo en la envidia del barrio, debido a que en las fiestas de disfraces los suyos siempre son los más originales y son casi las estrellas de ese día.
Todo empezó por Ryan Weimen, ya que sus 3 hijos padecen atrofia muscular espinal, una enfermedad que consiste en la destrucción de las células motoras inferiores, las células nerviosas del tallo cerebral y la medula espinal, con lo que se encuentran afectados los movimientos de los brazos, las piernas, el tórax, la cara, la garganta y la lengua, haciéndose que los movimientos se vuelven lentos y laboriosos, los reflejos como las sacudidas de la rodilla y el tobillo se vuelven hiperactivos, con el tiempo, puede perderse la capacidad de controlar el movimiento voluntario.
Debido a ello, este hombre decidió hace unos años que la noche de halowen de su 1º hijo, cuando este tenía 3 años, que haría lo imposible para que el niño pasara una noche divertida como todos los niños.
Para ello pensó en crear un disfraz, que le gustase y fuera distinto al resto, y viendo el éxito que obtuvo, siguió haciendo lo mismo con sus otros hijos y a día de hoy a crearon una organización sin ánimo de lucro, Magic Wheelchair, donde se dedican a confeccionar distintos disfraces adaptados, que llevan cada uno, una media de 200 horas, para que todos los niños en silla de ruedas, haciendo que ese día se conviertan en autenticas estrellas y envidia del municipio, convertidos en Frozen, Las Tortugas Ninja, Mario Kart, el barco de Bob Esponja o una nave de Guardianes de la Galaxia
Está claro que esto no es la cura definitiva, pero si es una cura, perfecta para ese día, ya que hace que los demás dejen de fijarse solo en la silla.