El saltador madrileño Javier Llana, piensa en participar en los juegos olímpicos de Rio de Janeiro, bien con la copa del mundo en febrero, o en un torneo preolímpico, que se realiza posteriormente, para ello cuenta con la experiencia, de ser uno de los 10 mejores saltadores de trampolín desde los 3 metros en los últimos 5 años.
Pero en su contra, que ha sido diagnosticado de espondilitis anquilosarte, una dolencia que de no ser tratada a tiempo y en los casos más serios, obliga al paciente a acabar en una silla de ruedas, debido a la presión de la columna vertebral.
Él se muestra optimista en su recuperación, que ya se está tratando con unas inyecciones cada 15 días, mientras piensa llegar a los juegos de Rio cueste lo que cueste. Trata la enfermedad, como un capítulo más de la vida, sin dramatismo ninguno, de hecho su experiencia se encuentra en el libro No es el cuerpo, es la mente de la editorial Alienta, Y practica todos los días unas técnicas de relajación basadas en mindfulness, debido a todos los problemas que ha tenido con el deporte.
Reconoce que le gusta ser perfeccionista, y lo que le motiva del deporte, es el afán de la superación personal, la búsqueda del salto perfecto, dar lo mejor de ti.
Por esas mismas razones, cuando empezó con este deporte, que es uno de los que menos ayuda recibe, peleo contra la pereza, la soledad y las condiciones que le daban, tenía las llaves en su poder de local donde lo practicaba, para poder entrenar a sus anchas y encender las luces de una piscina que siempre amanecía con él.
Nunca ha tenido miedo al salto, ya que es muy difícil darse con el trampolín, siempre y cuando se tenga la técnica correcta, se esté pensando en lo que se debe, y tratar al deporte con respeto.
El saltador insiste en que quiere saborear su cuarta experiencia olímpica y no va a ceder en esfuerzos para ello, y tiene muy claro que la espondilitis anquilosarte, no le va a frenar.