Un estudio llevado a cabo en el centro de investigación Biomédica en red de Salud Mental (CIBERSAM) junto al proyecto Pomona Esp del servicio de Salud Mental de Sant Jordi de Deu (Barcelona), financiado por Plena inclusión y la fundación Villblanca, ha revelado que las personas con discapacidad intelectual están sobremedicadas ya que como mínimo toman al día entre 5 a 8 medicamentos, siendo la medicación psiquiátrica la más consumida superando así la mitad de las pastillas, y en numerosas ocasiones sin tener un diagnóstico claro, con estos datos Rafael Martínez uno de los autores del estudio reconoce que “ estos datos sobre medicación son bastante alarmantes, mucho mayores que los de la población general”.
El trabajo se llevó a cabo con 943 adultos con discapacidad intelectual de ligera a profunda y con una edad media de 43 años, de los cuales un 47% viven en residencia o centros especializados, y un 87% de los que allí residen reciben habitualmente un 10% más de medicación de la necesaria, aparte de que muchos la toman sin tener un diagnóstico claro, aunque peores resultados obtuvieron los centros generales que también atienden esta condición, ya que de los ingresado solo un 28% realmente presenta un trastorno mental, sin embargo medican para ello a más del 70% de los pacientes.
Los trastornos más frecuentes son de conducta, TEA y psicosis que suelen ser tratados en los centros un 75 a 55% con neurolépticos, 60 a 55% anticonvulsionantes y entre un 47 a 30% con ansiolíticos, cuando cada problema debe llevar su medicación y no encuadrar a todos dentro de las mismas pastillas.
Aunque como bien reconoce Rafael muchas veces se da los fármacos no para tratar la enfermedad en sí, si no para estabilizar conductas parecidas entre los trastornos, también hay que valorar que solo un 40% de los que viven en casas de forma independiente tienen seguimiento con un profesional de salud mental, por lo que la mayoría son tratados por médicos de atención primaria, los cuales no son de cambiar medicación pero si de añadir más cada vez que ven al paciente.
Al igual que no se valora el peligro para la salud que es sobremedicarles ya que se les expone a mayores posibilidades de problemas por interacción de medicamentos incompatibles o a sufrir algún efecto secundario como de echo todos padecen, siendo un 47% problemas bucales, 38% alteraciones de habla, 31% estreñimiento, 28% alteraciones de movimiento, 27% problemas de sueño, 14% de ataques gastrointestinales que deben ser tratados en urgencias hospitalarias y un 3% de diversos dolores fuertes de cabeza, estomago, e incluso algunos se quejan del pecho, siendo todo por la sobremediccion, por lo que a veces es difícil saber cuándo están así por toda la medicación o es que son síntomas de que están de verdad malos.
Por otro lado el estudio también mostro que el 60% de los participantes desconocen la causa de su discapacidad y la causa a la que se le asocia, debido a la falta de diagnóstico claro o bien porque así lo prefiera la familia, aunque casi siempre se debe a un desorden genético o por un problema hereditario ya que el 14% tenían en su familia otra persona con discapacidad intelectual, un 9% se debía a problemas prenatales y un 7% por encefalitis en su infancia.
Aunque si en algo coincidía la mayoría es que reconocen que llevan una vida sedentaria y el 35% sufría obesidad.