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Llevar un desfibrilador automático implantable puede aumentar el riesgo de tener un accidente de tráfico en nada más y nada menos que un 50%. A esta conclusión ha llegado el equipo de Jenny Bjerre, del Hospital Universitario Gentofte, en Copenhague, en un estudio que se ha presentado en el Congreso Anual de la Sociedad Europea de Cardiología, ESC en sus siglas inglesas, que se está celebrando estos días en Roma.
Los resultados del trabajo cuestionan la necesidad de vigilar a los portadores de marcapasos al volante. Cada vez son más las personas que se valen de estos dispositivos para regular su ritmo cardiaco, bien para tratar sus arritmias o para evitar un infarto cardiaco. Las cifras hablan por sí mismas: en los países que forman parte de la Sociedad Europea de Cardiologíase implantan al año unos 100.000 dispositivos.
Por el riesgo de arritmias y la potencial pérdida de conocimiento durante la conducción, los pacientes con un desfibrilador implantable no deben llevar un coche justo después de que se les ponga el dispositivo o se les resincronice. Pero esto es sólo una recomendación, no hay datos que apoyen esta restricción y los efectos negativos que pueda tener en la calidad de vida de los pacientes.
Cautela
Para intentar despejar esas dudas, el grupo de Bjerre ha revisado los datos de daneses a los que se les implantó un desfibrilador entre 2008 y 2012 para ver cuántos habían tenido un accidente de tráfico o se habían muerto en la carretera. En esos dos años y medio, el 2,3% de los que llevaban un desfibrilador habían tenido un accidente de tráfico si se comparaba con el 1,7% del grupo control (los que no tenían implantado este dispositivo). A lo largo del tiempo, esto supone unaumento del 51% del riesgo de tener un accidente de tráfico en las personas que llevan un desfibrilador.
Pero no hay que alarmarse, aunque es mayor que la población general, la tasa de accidentes de tráfico en las personas que llevan un desfibrilador es baja (1,0% frente a 1,4%).
En este contexto, Bjerre dice que, por ahora, las recomendaciones al volante de los pacientes a los que se les ha implantado un desfibrilador se basan en estudios poblacionales pequeños y con pacientes muy seleccionados. «Los datos que hemos incluido nosotros corresponden a población real danesa con desfibrilador».
Como el estudio es retrospectivo, no se puede concluir que los desfibriladores implantables automáticos causen accidentes de tráfico. No obstante, «pensamos que los pacientes que llevan un desfibrilador toman más medicación, situación que puede estar detrás de este aumento de los accidentes de tráfico, a lo que hay que añadir su enfermedad cardiovascular», apunta Bjerre.
