La esclerosis múltiple, es una de las enfermedades que más discapacidad neurológica produce, especialmente entre los 20 a 40 años. Actualmente están reconocidas 2 millones de personas, de las cuales 47.000 son españoles.
La clave para tratarla y retrasar su avance está en diagnosticarla lo antes posible y en eso es en lo que están trabajando los científicos de la unidad del centro de regulación genómica, la universidad Pompeu Faba, liderada por Eduardo Sabido, y el investigador Manuel Comabella del centro de esclerosis de Cataluña, quienes tras un estudio en Molecular and Cellular Proteomics, proponen un nueva forma de diagnosticar la enfermedad en su fase inicial, basado en un conjunto de proteínas que se encuentran en liquido cerebroespinal.
Normalmente el primer síntoma es un desorden neurológico, que los médicos llaman como síndrome clínicamente aislado, aunque no todas las personas que sufran este síntoma en su vida quieren decir que desarrollen la enfermedad.
En la actualidad las pruebas para diagnosticarla pasan por una exploración neurológica, análisis de líquido cefalorraquídeo y resonancia magnética del cerebro pero en numerosas ocasiones estas no dan un informe claro.
Por ello los científicos insisten en utilizar una nueva prueba de estudio, la espectrometría de masas, que detecta un conjunto de proteínas que se encuentran en el líquido cefalorraquídeo de la mayoría de los pacientes y, conociendo así, quienes sufren mayor riesgo de desarrollar la enfermedad
«El uso de tecnología avanzada en proteómica es cada vez más relevante en la investigación clínica y diagnostica, junto con la importancia de la colaboración entre investigadores clínicos, y básicos para avanzar en el conocimiento y en la mejora de la vida de las personas«, concluye Eva Borrás, de la Unidad de Proteómica del CRG y la UPF y una de las autoras principales del estudio.