Tras las últimos estudios de investigación se ha descubierto que tras una biopsia se puede detectar el Parkinson en personas con trastornos del sueño en la fase REM, en la cual todavía no se ha desarrollado el trastorno neurodegenerativo, que cursa con síntomas no motores como problemas de sueño, perdida de olfato y deterioro cognitivos, y una vez esta desarrollada aparecen los típicos temblores y problemas de equilibrio.
La prueba se lleva a cabo en una glándula de la parte trasera de la boca, donde se encuentra la proteína alfa-sinucleína, presente en las neuronas de personas con esta enfermedad.
Hace dos años Charles H. Adler, neurólogo de la Clínica Mayo (EE. UU.), ya había demostrado en 15 pacientes con párkinson que era posible encontrar en esta glándula el rastro de esta proteína, que sería una análoga de la beta-amiloide en la enfermedad de Alzheimer.
Ahora el equipo catalán duplica la muestra y lo hace extensivo a personas que aún no han desarrollado la enfermedad, con el objetivo de una detección precoz para frenar la extensión de la proteína en el cerebro de personas aún asintomáticas, y quienes se podrán beneficiar de ensayos clínicos de nuevas terapias anti alfa-sinucleína, asegura Eduard Tolosa, coordinador del estudio y catedrático de neurología en la Universitat de Barcelona.
En el estudio han participado 71 personas, aunque a más de la mitad no se les pudo hacer la biopsia debido a la dificultad para localizar la glándula, ya que hay que hacerlo mediante una técnica radiológica de ultrasonido Doppler, que permite visualizar en tiempo real el flujo sanguíneo.
De los 21 casos con trastorno del sueño en fase REM se pudo practicar la prueba a nueve personas, de las cuales ocho presentaron la proteína chivata del párkinson, aunque a algunas no se les pudo extraer una muestra de la dichosa glándula dieron positivo en el análisis por la presencia de la proteína en arterias y nervios colindantes.
La fundación nacional de Parkinson recuerda que “Todavía no sabemos cuánto tiempo puede pasar desde que detectamos la proteína con la biopsia hasta que la enfermedad se desarrolla”,. Sin embargo, “la biopsia confirma la enfermedad” señala sobre un diagnóstico que actualmente tiene un 20% de margen de error a partir de la historia clínica. Los malentendidos en la detección actual se deben a que “no hay una manera de diagnosticar la enfermedad.
De los 24 casos con párkinson encontraron la glándula en la mitad de ellos y solo ocho dieron positivo. Tolosa lo achaca al porcentaje de casos de los que no se obtiene tejido de la glándula con presencia de la proteína, de la que solo se extraen dos milímetros.
El coordinador de la investigación admite que el siguiente paso es encontrar otra glándula “más fácil, accesible y que se pueda generalizar”.
Los siguientes estudios trabajan en el diseño de biopsias menos invasivas: en la piel, donde la proteína se acumularía en los nervios periféricos, y en la glándula salival menor del labio.
La investigación en párkinson se mueve en un terreno similar a la del alzhéimer. Las preocupaciones de los neurólogos expertos en estas enfermedades neurodegenerativas se asemejan porque todos quieren llegar al diagnóstico mucho antes de la aparición de la enfermedad, en fases asintomáticas.
En relación con el alzhéimer, los biomarcadores han hecho cambiar la concepción de los expertos sobre esta patología. ahora la comunidad científica conviene que la demencia sería la tercera fase de una enfermedad que tarda años en desarrollarse.
No está claro cuánto tiempo tarda un cerebro con alzhéimer o parkinson en presentar alteraciones cognitivas en la persona, como la pérdida de memoria