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La celiaquía es la intolerancia al gluten, y puede presentarse a cualquier edad, aunque cuando lo hace en la adolescencia se convierte en un problema ya que es algo nuevo que debe aceptar, aparte de convivir con los cambios fisiológicos y psicológicos de la edad.
Ya que el chico lo que busca continuamente es sentirse independiente reclamando su espacio físico y social, en la cual no cabe aceptar que tenga una enfermedad por la cual cuidar su alimentación, pudiendo sentirse diferente al resto de sus iguales, por lo que muchas veces son los padres los que asumen el problema de su hijo, ya que este no lo hace, sin saber que seguramente fracasen en su intento ya que el joven con su rebeldía ganara la batalla y sufrirá numerosas recaídas hasta que sea consciente de que lo que come le afecta a él principalmente.
Para ello es importante la comunicación, haciéndole entender que es el principal promotor de su tratamiento y cambiando la frase debes de comer esto por la enfermedad, por tu puedes elegir lo que te apetezca, recuerda que no debe llevar gluten, manteniendo siempre una actitud desenfada y normalizada ante la nueva alimentación.
Consiguiendo así que entienda que sus padres confían en él para escoger sus propias responsabilidades en su tratamiento, ya que sabrá escoger lo que le viene bien sin que eso signifique perder su libertad, mientras que si escoge algo que tenga dicho ingrediente recaerá en la enfermedad y perderá durante unos días su autonomía de hacer vida normal.
Todo ello debe estar acompañado de una educación enmascarada, mediante la enseñanza de cocinar comidas simples sin gluten, conocer supermercados donde la mayoría de sus alimentos sean libre de dicho producto, buscar lugares de ocios donde no haya que preocuparse por la dieta, mirar restaurantes donde incluyan este tipo de alimentación, ya que cuando más recursos tenga el chico menos estrés sufrirá por ser celiaco y más adaptado se sentirá, para ello también es conveniente que sus profesores, amigos y personas de referencia para él lo sepan y sean capaces de verdad de tomar junto a él las medidas preventivas a la hora de hacer una actividad que conlleve comer fuera,
En definitiva, se trata de crear un ambiente cómodo dentro del cual influir y poner límites flexibles en la vida del adolescente, sin olvidar que en esta etapa, los padres deben cambiar su rol de vigilantes por el de consejeros, ya que si por algo se caracteriza la adolescencia es por la necesidad de transgredir e imponer el criterio propio sin medir, en muchas ocasiones, las consecuencias.
